El beso de Singapur, también conocido como Kabbazah o Pompoir es una antigua técnica sexual oriental que se origina en el Tantra. Esta técnica sexual hace que durante la penetración el pene sea exclusivamente estimulado por los movimientos de los músculos del suelo pélvico que cambian la forma de la vagina.
El objetivo del Pompoir es simular la sensación de succión del sexo oral durante la penetración.
Esta técnica es muy difícil, pero no imposible. Se han realizado estudios médicos en los cuales se ha podido verificar que gracias al entrenamiento de los músculos del suelo pélvico las mujeres pueden cambiar la distribución de la presión en el canal vaginal. Esto es lo que hace posible el “beso de Singapur”.
Hoy en día se conocen los ejercicios Kegel, que trabajan los músculos del suelo pélvico tanto en hombres como mujeres dando grandes resultados con respecto a la salud y potencia sexual.
Pero estos ejercicios son muy básicos para poder dominar el arte del Pompoir.
Origen del beso de Singapur
En la antigüedad, según dicen hace 3000 años, se inventó la técnica del Kabbazah por las Devadasis, que eran bailarinas y prostitutas sagradas al sur de la India y tenían penes de madera para practicar sus movimientos.
Incluso hay una historia sorprendente, en la antigua Grecia en donde las Hetairas, prostitutas de lujo, “podían partir penes de arcilla usando tan solo los músculos de su vagina” según cuenta Catherine Blackledge en uno de sus libros.
En China las Shililong, famosas prostitutas, tenían una práctica llamada Vadaka que según dice el Kama Sutra usaban para controlar los movimientos de su vagina.
Técnica del Pompoir o beso de Singapur
Lo primero que es necesario es que la mujer tenga control de los músculos de su suelo pélvico para lo cual debe realizar ejercicios Kegel. Pero luego entra en juego la parte del arte, cuando estos músculos se fortalecen y con mucha práctica se pueden lograr movimientos más complejos como el de apretar, pulsar o succionar.
Para hacer el beso de Singapur el hombre debe acostarse con la escort encima en posición de vaquera. Ambos deben quedarse quietos mientras la escort estimula el pene contrayendo y relajando sus músculos vaginales.
La mujer debe ir manejando el ritmo de las contracciones hasta que el hombre alcance el clímax.
Suena bastante complicado y no tan divertido, pero a lo largo de la historia hay gran cantidad de casos de hombres que perdieron la razón gracias a mujeres usando esta técnica.
Uno de estos famosos casos es el del rey Edward VIII de Inglaterra, que renunció al trono para casarse con Wallis Simpson, una prostituta que había aprendido la técnica en los burdeles de Shangai.
¿ Quién sabe ? Tal vez realmente sea una experiencia única. Podría probarla con alguna escort de lujo en CABA.